Yo no escogí hacerme cargo de tus llantos
ni correr a cargo de tus manías.
Ni siquiera pago la cuenta corriente de las mías.
Sin embargo, sí que elegí perderme entre tu nariz
una parada entre tantas prisas
que agobian
que ahogan…
Sabes, yo no escogí echarte de menos
y que esto doliera así.
Pero si preferí quedarme con tus labios y tus te quiero.
Aunque me puedan traer lluvias frías en noches de abril.
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